La biografía del torero Pepe Hillo puede concretarse en los siguientes términos:
José Delgado Guerra, torero, conocido popularmente como Pepe-Hillo y también como Pepillo. Nació en Sevilla en 1754 y murió en Madrid en 1801, como consecuencia de una cornada a los 47 años de edad.
Se le considera junto a Costillares,de quien fuera discípulo, y Pedro Romero, con quien tuvo una conocida rivalidad pero también una buena amistad, como uno de los que fijaron las reglas y el estilo de las corridas de toros.
Familia. Pepe Hillo era hijo de un tratante de vinos y aceites del Aljarafe.
Novillero. Boto Arnau documenta sus años de formación diciendo que en 1769 actuó en Madrid formando parte de la cuadrilla de Juan Romero; en 1770 toreó en Córdoba en la compañía de Damián Gallo; en 1771 salió en Sevilla de nuevo con Cándido y en 1774 toreó en Madrid como banderillero de Costillares.
Alternativa. Recibió la alternativa en 1774, en Málaga, de manos de Juan Romero.
Carrera como torero. La presencia de Hillo en los carteles de Sevilla y Madrid fue muy frecuente, si bien la mayor parte de su trayectoria se desarrolló por plazas de Andalucía. Se cuenta que de su rivalidad taurina con el rondeño Pedro Romero no salió siempre muy bien parado. Sin embargo, disfrutó de una popularidad que ningún otro torero había alcanzado hasta entonces y habrían de pasar muchos años hasta que otros la obtuvieran en igual medida; la leyenda se mezcló con su historia y ha servido de fuente de inspiración a poetas, músicos, pintores y autores dramáticos, su trágica muerte contribuyó no poco a que aumentara considerablemente la celebridad que rodea su nombre
Publicaciones. Publicó la primera Tauromaquia de la historia, titulada Arte de torear, que vio la luz en Cádiz en 1796 fue un texto importante para conocer la evolución de la tauromaquia, citado a menudo por José María de Cossío en su obra cumbre sobre la fiesta. La obra fue muy probablemente redactada por José de la Tixera, amigo del torero. En palabras de Néstor Luján, “el libro fue el catecismo de los lidiadores hasta la aparición del tratado de Francisco Montes la Tauromaquia de Paquiro. en 1836”
Cogida mortal. El 11 de mayo de 1801 Pepe-Hillo alternaba con José Romero—hermano de Pedro—, Antonio de los Santos y Juan Conde en la Plaza de la Corte. Cuando entraba a matar al toro, llamado Barbudo, este le derribó y enganchó en el suelo, imagen que quedó inmortalizada en el último grabado de la serie La tauromaquia de Goya y narrada de forma minuciosa por José de la Tixera en una carta que se imprimió en Barcelona en 1801.
Según esa narración, el toro enganchó al diestro con el pitón derecho «por el cañón izquierdo de los calzones y le tiró por encima de la espaldilla al suelo, cayendo boca arriba». El golpe de caída le hizo perder el sentido, la contusión fue suficiente para evitar que esquivara o se cubriese al menos de mayor daño del toro. El toro le acometió de nuevo y con el mismo cuerno por la boca del estómago «levantóle y campaneándole» así, en distintas posiciones, por más de un minuto, destrozóle varios órganos y arterias en la cavidad del vientre y pecho —intestino mayor, estómago, pulmón derecho, y el hígado por completo—, además de las ocho costillas fracturadas y una vértebra, hasta que le soltó en tierra, inmóvil y con solo pocos minutos ya de vida. La cogida y muerte de Pepe Hillo fue recreada por Francisco de Goya en varias estampas de su Tauromaquia.
Hubo testigos presenciales ilustres, como la propia reina María Luisa, que dejó un impresionante testimonio del hecho en una carta enviada a Manuel Godoy. El suceso impresionó a los madrileños y fue largamente recordado en el mundo taurino. Aquella tragedia conmovió el toreo.
Autor; Feliciano Robles
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