La biografía del torero Joselito el Gallo, puede concretarse en los siguientes términos:
Joselito el Gallo, cuyo nombre completo es José Gómez Ortega, es recordado como uno de los toreros más destacados de la historia taurina. Nació en 1895 en la Huerta de El Algarrobo, Gelves, Sevilla, y lamentablemente falleció en Talavera de la Reina (Toledo) en 1920 a la edad de 25 años, víctima de una cornada.
Conocido también como Gallito, Joselito el Gallo consolidó la importancia de su dinastía familiar, siendo su hermano Rafael otro distinguido torero. Su legado radica en su personalidad poderosa y su profunda comprensión del toreo, revolucionando la tauromaquia moderna. Contribuyó significativamente a la selección de toros en las ganaderías bravas y abogó por la construcción de plazas de toros monumentales.
Familia. Joselito provenía de una familia taurina, siendo el hijo menor del torero Fernando Gómez el Gallo y la bailaora Gabriela Ortega, y hermano de los diestros Fernando y Rafael el Gallo. Su apodo, Gallito, era utilizado por varios miembros de su extensa familia. Quedó huérfano a temprana edad y su familia se trasladó a Sevilla, donde inició su educación.
Inicios. Desde sus inicios, Joselito frecuentó la finca "La Barqueta", propiedad del doctor José Sánchez Mejías, padre del torero Ignacio Sánchez Mejías. En la Alameda de Hércules, participó en la "escuela taurina" al aire libre, donde los jóvenes practicaban las suertes taurinas.
Novillero. Joselito debutó como novillero a los 13 años en Jerez de la Frontera, y luego actuó en las principales plazas de España. marcando el inicio de una carrera dinámica y rápida.
Alternativa, Tomó la alternativa en Sevilla en 1912 de manos de su hermano Rafael y la confirmó en Madrid ese mismo año, también de manos de su hermano.
Carrera como torero. Durante su corta carrera como torero mantuvo una gran rivalidad con Juan Belmonte, marcada por interpretaciones diferentes del toreo, a esa década de 1910 se la definió la Edad de Oro del toreo en España.
Una de sus actuaciones más destacadas fue la encerrona que realizó en Madrid en 1914, donde lidió siete toros y salió consagrado.
La prueba de su extremada madurez que tenía con solo veinte años, estuvo avaladas por las seis encerronas que asumió en 1915, que tuvieron lugar en Málaga, Andújar, San Sebastián, Almagro, Sevilla y Valencia,
El 6 de junio de 1918, toreó en la inauguración de la plaza la Monumental de Sevilla, que sería conocida por sus incondicionales por el patio de su casa. La temporada 1919-1920 lo llevó a América, donde destacó en una corrida solitaria cortando cinco orejas y un rabo.
En su última temporada de 1920, antes de su trágico fallecimiento, Joselito había toreado 23 corridas, destacando las realizadas en la Real Maestranza de Sevilla y la Monumental de Barcelona.
Relevancia. Su legado se mantiene vivo en la memoria taurina, recordando sus faenas y su influencia en la evolución de las ganaderías y la construcción de plazas de toros monumentales. En este sentido, fue el promotor de la Monumental de Sevilla (que debía competir con la Maestranza y que se mantuvo en pie el tiempo que Gallito vivió) y de la madrileña de Las Ventas, que no llegó a ver edificada.
Joselito el Gallo se distinguió por su trazo largo, su dominio en todas las fases de la lidia y su destreza con el capote. Su madurez precoz se evidenció en las seis encerronas de 1915 y en la ruptura de la prohibición de cortar orejas en la Real Maestranza de Sevilla.
El torero se destacó por su influencia en el manejo del capote, con su maestría en la verónica, la larga cambiada, y otros lances innovadores. En la muleta, adaptó su tauromaquia a las distintas condiciones del toro, siendo un maestro en el toreo al natural y en el trasteo por delante.
Cogidas y muerte. En 1918 sufrió una cornada en la plaza de Zaragoza, que le impidió presentarse en seis corridas de toros; recayó enfermo en el mes de agosto por esta misma causa en San Sebastián, tardando en sanar; y a estas circunstancias se unió la suspensión de diferentes festejos a causa de la gripe española de 1918.
La tarde fatídica del 16 de mayo de 1920 no figuraba Joselito en la programación de Talavera de la Reina. Pero Joselito tenía interés por torear en Talavera porque esa plaza la había inaugurado su padre el 29 de septiembre de 1890, y por su memoria realizó el brindis. Fue, pues, incluido a última hora para el festejo, y la corrida se convirtió en un mano a mano con su cuñado Ignacio Sánchez Mejías. La cogida se produjo cuando el toro se le arrancó inesperadamente, cogiéndolo de lleno por el muslo derecho, y en el aire le dio una cornada seca y certera en el bajo vientre. La cornada le produjo la muerte, pese a los esfuerzos de los médicos que intentaron sacarle del colapso.
Joselito fue enterrado en el Cementerio de San Fernando de Sevilla, donde tiene un mausoleo financiado por suscripción popular y realizado por el escultor valenciano Mariano Benlliure. La Filmoteca Española conserva un fondo audiovisual del multitudinario entierro de Joselito junto con algunos fragmentos de las faenas del torero
Todos los 16 de mayo, en todas las plazas de toros donde se celebre una corrida de toros se guarda un minuto de silencio o las cuadrillas hacen el paseíllo, con la montera en la mano, en recuerdo a la muerte de Joselito.
Estadística. De la extensa estadística que existe de Joselito, cabe destacar que realizó el paseíllo en 681 corridas de toros, veintiséis de ellas como único espada. Estoqueó 1.569 toros, de los que cuarenta y tres fueron de Miura. Alternó con cincuenta y dos toreros distintos. Con su gran rival, Juan Belmonte, coincidieron un total de doscientas cincuenta y siete tardes y con su hermano, Rafael el Gallo, ciento ochenta y cuatro tardes. Las plazas de toros donde más veces toreó fueron Madrid, Barcelona y Sevilla.
En 2020 coincidiendo con el centenario de su muerte se programaron muchos actos por toda España, pero por culpa del COVID-19 la mayoría de ellos fueron suspendidos.
Daniel Vázquez Díaz realizó una serie de retratos que presentó en la Exposición de Nacional en 1915 junto con un óleo pintado en 1911 y presentado en el Salón Internacional de 1913 en París “La muerte del torero”. Vario pintores mas han pintado a Joselito como Ignacio Zuloaga que lo representó en otro óleo en 1903, titulado "La familia del torero gitano", obra costumbrista española que pertenece a la Sociedad Hispánica de América.
Entre los poetas que han escrito versos dedicados al torero se encuentran los de Gerardo Diego quien en 1926 escribió la Elegía a Joselito que fue publicada en 1928.
Pedro Flores García realizó un tapiz de grandes dimensiones llamado Tauromaquia en el que incluyó al torero sevillano, para lo cual realizó un importante número de bocetos de Joselito.
Gustavo del Barco publicó una biografía de Joselito el Gallo en 1925, y otro tano Daniel Pineda Novo en 2009.
Manuel Lombo canta "Silencio por un torero" en la que se describe la tristeza que embargó a Sevilla por la muerte del torero. “…y Sevilla enloquecía repetía a voz en grito: Pá que quiero mi alegría!, Pá que quiero mi alegría, si se ha si se ha muerto Joselito!"
Camarón de la isla también lo menciona cantando por bulerias junto a Paco Cepero, Turronero y Paco de Lucía.
El Real de la Feria de Sevilla, le tiene dedicada una calle
En 2001 un jurado compuesto por cronistas taurinos y aficionados lo incluyó dentro de la lista de los 10 toreros más importantes del siglo XX, junto a los siguientes matadores: Pepe Luis Vázquez, Juan Belmonte, Domingo Ortega, Manolete, Antonio Bienvenida, Antonio Ordóñez, Paco Camino, Curro Romero y El Viti.
Desde su fallecimiento, cada año en la corrida que se celebra en Madrid el 16 de mayo, cuando acaba el paseíllo se guarda un minuto de silencio en recuerdo a su persona
Premios y honores.
Joselito el Gallo dejó un legado imborrable en la tauromaquia moderna, influyendo en generaciones posteriores de toreros. Su arte y técnica perduran en la historia del toreo, siendo recordado como un torero dominador, visionario y revolucionario.
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