Ignacio Sánchez Mejías, torero y personaje polifacético Nació en Sevilla en 1891 y murió en Madrid en 1934, cuando tenía 43 años de edad, como consecuencia de una cornada sufrida en la plaza de toros de Manzanares (Ciudad Real).
Familia. Era hijo de un médico acomodado, pero él mostró desde la adolescencia un gran afán por las aventuras, y no quiso estudiar, por ese motivo se escapó de casa siendo un adolescente, viajando como polizón en un barco que se dirigía a México. Estuvo casado con Dolores, hermana de Joselito “El Gallo”.
Inicios en la tauromaquia. Cuando regresó a Sevilla, de su aventura americana, se inició en el toreo hacia 1910 formando parte de la cuadrilla de Joselito “El Gallo”, con quien estaba emparentado como cuñados, actuando como banderillero.
Alternativas. Fue precisamente Joselito “El Gallo” quien le dio la alternativa en 1919 en la plaza de toros de Barcelona, actuando Juan Belmonte como testigo. La confirmó en Madrid al año siguiente, siendo padrino su cuñado Joselito El Gallo y testigos Juan Belmonte y Valerito,
Estilo. El éxito de su toreo no se basó en su técnica o en su estilo, y menos compitiendo con los mejores toreros de esa época, sino por sus alardes temerarios: toreos de rodillas, recibir sentado en el estribo, banderillas por los adentros, etc.
Talavera de Reina. El 16 de mayo de 1920 alternaba en Talavera de la Reina con su cuñado Joselito cuando el toro Bailaor le pegó a Joselito una cornada mortal. Mientras lo llevaban a la enfermería, Sánchez Mejías mató al toro asesino; y cuando entró a ver al herido, era ya cadáver. Lo veló esa noche y lo lloró siempre. La fotografía de Ignacio, sosteniendo con una mano abierta la cara mientras con la otra acaricia la cabeza de Joselito yacente, es quizás la más emocionante de la historia de la tauromaquia.
Retirada, En 1927, siendo figura del toreo, y como consecuencia de una serie de conflictos que tuvo con los empresarios taurinos, se cansó de los toros, se retiró y se dedicó a otras actividades.
Otras tareas. Sánchez Mejías fue un personaje muy polifacético, porque además de torero, fue actor de cine, jugador de polo, automovilista y escritor de obras de teatro,
El 25 de mayo de 1928 fue elegido presidente del Real Betis Balompié, permaneciendo en el cargo hasta el 2 de septiembre de 1929, ç
Además fue mecenas de lo que luego se conocería como generación del 27, ((Federico García Lorca, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Luis Cernuda, entre otros), algunos de cuyos miembros eran verdaderos aficionados a la tauromaquia y expertos taurinos. Aunque muchos le atribuyen la organización del famoso encuentro de “Homenaje a Góngora” que se celebró en el Ateneo de Sevilla, que dio nombre a la universal generación del 27, realmente fue el abogador Manuel Blasco Garzón, quien lo llevó a cabo efectivamente. La participación de Sánchez Mejías en este evento se limitó a una fiesta realizada en su cortijo de Pino Montano donde acudieron invitaos los integrantes del mencionado homenaje.
Reaparición y muerte, Sánchez Mejías reapareció de nuevo en las plazas de toros en la temporada de 1934 y estando toreando una tarde del mes de agosto de ese año en la plaza de toros de Manzanares (Ciudad Real), un toro de nombre “Granadino”, le ocasionó una cornada grave en el muslo derecho. Ignacio no permitió que lo operaran en la enfermería de Manzanares por considerar que no reunía las condiciones adecuadas, y pidió que le trasladasen a Madrid, pero la ambulancia se retrasó unas horas y una vez en el hospital se le desencadenó una gangrena y como consecuencia de la misma murió el día 13 de agosto de 1934.
Reconocimientos. Su memoria fue glosada por Miguel Hernández, Rafael Alberti -que hizo el paseíllo por la Plaza de Toros de Madrid cuando era paseado el cadáver por su cuadrilla- y otros grandes poetas, destacando García Lorca, cuyo “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías”, es para muchos la mejor elegía en nuestra lengua.
Su faceta como intelectual y el enorme aprecio que los escritores del 27 le dispensaron hizo que su repercusión en la historia del toreo sea muy superior que su significado estricto como matador de toros.
Su figura excedió el ámbito taurino para ser uno de los personajes del ámbito cultural de la España de anteguerra. Escribió varias obras de teatro: Sinrarzón, de corte psicoanalítico, que estrenó María Guerrero con gran éxito de crítica y fue traducida a varios idiomas; Zaya, taurina, metafísica y autobiográfica; Ni más ni menos, farsa muy poética, Soledad, un esbozo, y Las calles de Cádiz, gran musical para La Argentinita, con golfillos de La Isla y que incluía las canciones populares de Lorca.
El escultor valenciano Mariano Benlliure lo incluyó entre las figuras que portan el ataúd de Joselito «El Gallo», en el mausoleo que puede contemplarse en el cementerio de San Fernando de Sevilla desde 1926, Curiosamente, Ignacio Sánchez Mejías reposa junto a dicha obra monumental.
Sánchez Mejías tiene un colegio de Educación Primaria con su nombre, el C.E.I.P. Ignacio Sánchez Mejías, situado en Sevilla, además de contar con una calle en la Real de la Feria de Sevilla.
En 2008, la productora La Claqueta Metálica estrenó el documental Ignacio Sánchez Mejías. Más allá del toreo, dirigido por José Francisco Ortuño, que se centra en la figura del torero, pero acercándose sobre todo a sus múltiples facetas como personaje polifacético: dramaturgo, piloto aéreo, jugador de polo, presidente de la Cruz Roja y del Real Betis Balompié.
En 2018 se inauguró en Manzanares un museo en su memoria.
Autor; Feliciano Robles
No hay comentarios:
Publicar un comentario